Los perros suelen sufrir más infecciones por hongos que otros animales. Tiene que ver con sus sistema respiratorio, ya que la infección suele producirse por la inhalación de esporas.
La puedes detectar a través de los síntomas, que suelen incluir tos, dificultad para respirar y sopor. Según avance la enfermedad, el paciente tendrá mayores dificultades respiratorias, pérdida de peso y debilidad.
El veterinario podrá notar respiración muy fuerte, que, en casos más avanzados, pasará a ser imperceptible. Esto es debido a la inflamación de los ganglios linfáticos.
Esta infección por hongos puede derivar en una neumonía fúngica, a través de la inflamación de los pulmones. Esta infección se conoce como micótica.
Aunque afecta más a animales pequeños que grandes, los perros de raza pastor alemán, tienen mayor predisposición a sufrirla a través del hongo Aspergillus.
El diagnóstico
Para diagnosticar la infección, es necesario identificar el hongo a través de un análisis clínica, ya sea con muestras orgánicas o una biopsia.
La neumonía fúngica puede provocar lesiones en los pulmones y otros órganos afectados. Es habitual la formación de abscesos y lesiones cutáneas.
¿Cuál es el tratamiento?
Para el tratamiento se utilizan medicamentos antimicóticos y, en función de cada caso, puede ser necesaria la hospitalización para asistir con oxígeno y también añadir antiinflamatorios para reducir la inflamación.
Generalmente, el 70% de los perros responden correctamente al tratamiento. Este es bastante costoso y largo en el tiempo.
Según los estudios realizados, esta infección se produce por hongos alojados en el suelo, en condiciones de dudosa higiene. No existen evidencias de que pueda ser transmitida entre animales.
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